Era una tarde sombría. Nuestros corazones se hundieron al ver la escena ante nosotros. Guadalupe era una perra callejera con tumores por todo su cuerpo. No había palabras para describir la tristeza que sentimos al verla por primera vez. Nuestros ojos se llenaron de lágrimas al presenciar esta escena. Estaba claro que esta pobre criatura había sufrido mucho. Los tumores cubrían su frágil cuerpo, como si contaran una historia de abuso y negligencia. No podíamos entender cómo alguien podía hacerle esto a un alma inocente.
Sin dudarlo, decidimos ayudar a la perra. Con suavidad levantamos a la temblorosa perra y la sostuvimos en nuestros brazos. Sus ojos llenos de dolor y miedo nos conmovieron profundamente. Sabíamos que teníamos que hacer todo lo posible para ayudar a este ángel y ayudarla a encontrar consuelo y curar sus heridas.
Con el corazón apesadumbrado, llevamos a la perra herida a la clínica veterinaria más cercana. El veterinario inmediatamente se encargó de la pobre criatura y la examinó minuciosamente. Fue entonces cuando descubrimos que la extensión de la lesión de la perra no era simple en absoluto. El crecimiento del tumor hizo que la visión de Guadalupe se volviera borrosa y solo pudiera ver vagamente.
Día tras día, trabajamos pacientemente con Guadalupe. Utilizamos señales verbales y táctiles para enseñarle a caminar de manera segura y con confianza. Con el tiempo, la perseverancia y la determinación de Guadalupe dieron sus frutos. Día tras día, presenciamos su notable progreso. Sus pasos se volvieron más seguros, sus movimientos más fluidos. Era como si aceptara la debilidad de sus ojos como un desafío, un obstáculo a superar.
El primer diagnóstico mostró que Guadalupe tenía un tumor TVT. El tratamiento según el protocolo: medicamentos inmunostimulantes, antibióticos, quimioterapia y alimentos de alta calidad. Lo único que podía salvarla era la quimioterapia. Su tratamiento era muy complicado y costoso. La tuberculosis es una enfermedad principalmente contagiosa. Afecta a los sistemas respiratorio, digestivo y nervioso. Le damos un tiempo para ver si responde a los tratamientos.
Las pruebas de Guadalupe fueron mucho mejores ese día. Su hemoglobina aumentó de 3.0 a 4.5 después de la transfusión de sangre. Su recuento de plaquetas aumentó de 28 a 84. Su hematocrito aumentó de 12 a 16. El corazón de Guadalupe era más fuerte que su cuerpo.
Una noche difícil mientras la salud de Omar se complica nuevamente. Sus estadísticas volvieron a bajar, por lo que tuvo que someterse a otra sesión de quimioterapia. Ese día continuó levantándose y haciendo todo en sus pequeños pies. Los exámenes de Guadalupe fueron difíciles y la hicieron muy cansada. Pero ella sigue despertando cada día para demostrarnos que vale la pena luchar por ella.
La alimenté cada dos horas y solo comía comida enlatada. Superaste todas las dificultades, incluso cuando todo parecía desesperanzado. Tiene días buenos y malos, pero aún así lucha y se levanta cada día.