Leila, una dulce perrita, fue encontrada viviendo en el parque por una pareja amable el 7 de enero. A pesar de su condición, la gente la ahuyentaba, pensando que era como un zombi. Su piel estaba terriblemente infectada, y nadie sabía cómo había sobrevivido.
La pareja amable la llevó a casa, le dio un baño y luego la llevó a nuestro refugio en busca de ayuda. En los primeros días, Leila estaba asustada y pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo.
Al día siguiente, mostró mejoría y jugó un poco. Aunque tenía hambre, aún temía cuando le ofrecíamos comida, pero rápidamente la devoraba. El siguiente paso era tratar su piel infectada. Como no toleraba la ropa, tuvimos que quitársela y aplicarle aceite medicinal.
Leila se comportó de manera sorprendente en nuestro refugio y mejoraba casi a diario. Empezó a menear la cola al ver a los humanos y su piel sanaba poco a poco. Afortunadamente, siempre ha tenido buen apetito.
Finalmente, llegó el momento de dejar al veterinario y unirse a otros en nuestro refugio, ¡y a Leila le encanta! Explora su nueva cama y, después de casi un mes, ¿puedes notar la diferencia? Leila ha ganado peso y está mucho más bonita.
Esta historia es un recordatorio conmovedor de cómo el amor y el cuidado pueden transformar la vida de un ser vulnerable. Leila ahora vive feliz en nuestro refugio, mostrando su gratitud con cada alegre movimiento de su cola. ¡Una prueba de que todos merecen una segunda oportunidad!