Escuchamos un lastimero gemido y rápidamente fuimos a verificarlo. Encontramos a un cachorro tendido en el suelo, retorciéndose dolorosamente. Sus ojos llenos de agonía y pánico. El vecino dijo que fue abandonado por su dueño. Su corazón latía con fuerza y su cuerpo temblaba incontrolablemente.
Sin perder un momento, lo llevamos a la clínica veterinaria más cercana. El veterinario lo examinó suavemente. Estaba infectado con un virus peligroso y altamente contagioso. Recibió medicamentos para contrarrestar los efectos del virus. También recibió buena comida y comió muy bien. Necesitaba quedarse en la clínica para ser monitoreado. Todos los días recibía medicamentos y también le ponían suero.
Su cuerpo estaba muy débil, así que el veterinario trabajó incansablemente para mantenerlo estable. También tenía una enfermedad en la piel que necesitaba tratamiento. Su dieta desempeñó un papel crucial en ayudarlo a recuperar fuerzas. También le recetaron suplementos para apoyar su recuperación.
Afortunadamente, tenía muy buen apetito. Recibió baños medicados y tratamientos tópicos como cremas y ungüentos calmantes. Estos tratamientos ayudaron a hidratar su piel y reducir la sequedad y la descamación.
Los días se convirtieron en noches, su lucha por sobrevivir continuaba. Pero a pesar de todo, su espíritu permaneció intacto. Hoy finalmente le dimos un nombre: Toninho.
Hoy Toninho fue dado de alta de la clínica. Estaba comprensiblemente un poco tímido en el nuevo lugar. Fuimos pacientes y gentiles, dándole todo el tiempo que necesitaba para sentirse cómodo y seguro. Preparamos un espacio acogedor para Toninho, completo con una cama suave y muchos juguetes.
Continuamos con la dieta especializada y el régimen de cuidado de la piel que el veterinario había prescrito. Pasaron las semanas, y con cada día que pasaba, Toninho se volvía más fuerte. Su piel mejoraba lentamente pero de manera constante. El pelaje que alguna vez se le caía en parches comenzó a crecer de nuevo. Su espíritu juguetón comenzó a brillar una vez más.
El amor y la atención que recibió lo ayudaron a florecer en un cachorro seguro y feliz. Ama su cama y disfruta pasar todo el día en su habitación. Sus problemas de piel, que una vez fueron dolorosos, habían desaparecido casi por completo.
Y su pelaje había vuelto a crecer hermoso, suave y brillante. Es muy activo y está muy apegado a su madre de crianza. Con nosotros a su lado, enfrentó el futuro con renovada fuerza y un espíritu inquebrantable.