Hace unos meses, nos llamaron desde el área de Protección Animal del Municipio para solicitar ayuda para un rescate de emergencia. Encontraron al perro, estaba literalmente piel y huesos. El nombre del perro era Kinder. Pensaron que estaba muerto, pero allí estaba con sus últimos suspiros aferrándose a la vida.
Lo llevamos urgentemente a Vet24. Estaba extremadamente deshidratado, su condición general era pobre. Los resultados de la ecografía mostraron que su vejiga estaba caótica, llena de sedimento y flotadores. Casi sin temperatura, literalmente al borde de la muerte.
Tenía dos articulaciones extremadamente hinchadas y supurantes, muy dolorosas, posiblemente infectadas por golpes o mordeduras. También tomaron muestras para pruebas en esa área. Estaba tan débil que no podía ponerse de pie. Su sarna era tan grave que casi no le quedaba pelo.
Kinder dio positivo en varios tipos de parásitos sanguíneos. Aparte de eso, seguía estable, comía bien y era feliz. Esto siempre lo tomamos como una buena señal. Los veterinarios lo cuidaron muy bien y como siempre les decíamos, ¡haremos todo lo posible para salvarlo!
La artritis séptica que se desarrolló en sus patas seguía causándole mucho dolor, pero estaba siendo tratado con antibióticos. Después de 20 días de tratamiento intensivo, Kinder fue dado de alta del hospital. Su pelo comenzó a crecer. Como pueden ver en el video, Kinder tiene una apariencia diferente.
En una historia tan triste y difícil como la de Kinder, cada pequeño paso adelante era motivo de celebración. Siempre honramos la fuerza, la voluntad y el deseo de vivir. Celebramos su primer día en su nuevo hogar donde será cuidado y amado.
¡Mira lo atento que estaba a todo! ¡Vamos Kinder, las cosas iban geniales! Nunca deja de sorprendernos. Su progreso ha sido asombroso. Eso encendió nuestro deseo de continuar la lucha para rescatar a los beagles abandonados.
No hay palabras para describir el amor y cuidado que Kinder está recibiendo en su nuevo hogar. No hay palabras para agradecerle lo suficiente. Por primera vez durmió en la casa, tenía un abrigo, estaba caliente y lleno.
¿Entiendes esa expresión en los ojos de Kinder llenos de vida? Kinder pasó de no poder levantarse por sí mismo porque estaba exhausto de estar demasiado hambriento y raquítico, a la primera vez que pudo caminar en el parque, oler a otros perros, recibir cariños de la gente.
Miramos el “antes y el ahora” y no podemos creerlo. ¡Te amamos, Kinder!