En la oscuridad y la suciedad, Bama estuvo encadenado durante 8 años de su vida. Caminaba solo por ese lugar, enfermándose por el ambiente insalubre en el que vivía. Dormía en el frío suelo de baldosas, sin que nunca le cortaran las uñas de los pies. Pero un día, la vecina lo vio y denunció a su dueño.
Bama se rascaba continuamente hasta sangrar, pero cuando lo abrazaban, se calmaba. Nunca antes había experimentado ese sentimiento, el de ser amado por alguien. Sus ojos reflejaban tanto sueños como sufrimiento.
No era exigente con ningún plato, devoraba cualquier comida deliciosa que le ofrecían. Sin embargo, su columna se degeneró debido a la falta de ejercicio causada por años de encadenamiento, lo que afectó el funcionamiento de sus órganos internos y provocó problemas en las articulaciones y alergias.
Después de dos meses de tratamiento, la sarna se curó por completo y Bama regresó a casa. Su vida cambió completamente al recibir una cama cálida, algo que nunca había tenido. Ahora, es libre y disfruta de una nueva y hermosa vida.
Una familia amable lo adoptó y le brindó un hogar acogedor y limpio. Bama ya no es tímido como el primer día y está rodeado de amor y cuidado. Este es un final conmovedor para Bama, quien ahora será amado por el resto de su vida.