La vecina de este perro nos pidió ayuda desesperada. Según ella, el dueño de la casa se había mudado dejando atrás a la perrita, cerrando la puerta tras de sí. Un mes completo había transcurrido desde entonces. La situación no parecía desesperada, la casa no era difícil de penetrar, pero ella estaba allí, en el porche, tumbada y sin fuerzas para levantarse.
Su única señal de vida era mover tímidamente su cola. Afortunadamente, la vecina la encontró justo a tiempo. Le proporcionó agua y comida, lo que le permitió resistir hasta que llegamos. Intentó levantarse, buscando el consuelo y la seguridad que le habían arrebatado tan cruelmente.
El mes pasado fue una verdadera pesadilla para esta perrita. Los médicos quedaron impactados por su estado. No tenía la fuerza suficiente para alimentarse, apenas pesaba 6,7 kg y los resultados de los exámenes eran desalentadores. Se descubrió que tenía parvovirus, una enfermedad peligrosa, además de estar infestada de parásitos.
Pero a pesar de todas las adversidades, ella no se rindió. Gracias a una buena alimentación y cuidados intensivos, comenzó a mejorar. Los días pasaron y finalmente llegó el momento en que los médicos la dieron de alta. Su recuperación fue asombrosa, logrando caminar nuevamente y expresar su gratitud con su mirada.
Era una perra tan hermosa, y su último día en la clínica veterinaria marcó el comienzo de una nueva vida para ella. Nos pusimos en contacto con su dueño, quien simplemente dijo “Lo siento, lo olvidé”. Decidimos que ella permanecería bajo nuestro cuidado, asegurándonos de que nunca más experimentaría el abandono.
Ahora, mientras nos preparamos para llevarla a casa, miramos hacia el futuro con optimismo. Una vida donde solo hay felicidad nos espera. Adiós, pero solo por ahora. Pronto nos encontraremos de nuevo, compartiendo alegría y amor con nuestra nueva amiga de cuatro patas.