A pesar de sus limitaciones físicas, la perrita sin patitas que protagoniza esta historia nunca dejó de sonreír. Aunque vivía en la calle junto a sus hermanitos, siempre mantuvo la esperanza de una vida mejor.
En Culiacán, Sinaloa, varios jóvenes paseaban y, cerca de un banco, se encontraron con varias cajas de cartón apiladas. Intrigados por descubrir qué había dentro, se acercaron a revisar, y el contenido les sorprendió: una camada de cachorritos encantadores los miraba.
Con curiosidad, los jóvenes se acercaron a las cajas y descubrieron a la peludita más tierna.
Los pequeños animalitos empezaron a inquietarse, apiñándose unos contra otros; sin duda, tenían hambre y mucha sed. En su inocencia perruna, no lograban comprender por qué los dejaron así, abandonados a la deriva, sin importar lo que pudiera sucederles.
En medio de los perros, uno captó su atención al parecer menos activo. Los jóvenes lo recogieron en sus manos y notaron que no era como los demás; era una perrita sin patitas.
‘¿Cómo pueden ser tan crueles como para abandonar a esta pobrecita con su discapacidad?’, expresó una usuaria conmovida.
La perrita sin patitas era simplemente encantadora. Había nacido así y no se consideraba inferior por sus limitaciones. A pesar de las circunstancias, siempre mostraba una actitud risueña y encantadora. Sin embargo, encontrarse en la calle sin sus patitas completas representaba un gran riesgo.
Quienes descubrieron la camada examinaron cuidadosamente a los demás perritos para confirmar si no tenían el mismo problema. Conscientes de la necesidad de llevarlos a un lugar seguro, tomaron en brazos a la familia de canes y se dirigieron a la Fundación Laika Protectora de Animales.
La familia perruna fue recibida con amor, especialmente la perrita sin patitas. No podían dejar de admirar sus encantos y decidieron llamarla Mía. El personal les proporcionó comida y agua, además de atención médica para cada uno.
Todos cayeron rendidos ante los encantos de la perrita; la amaban con locura.
Mia conquistó el corazón de todos, quienes admiraban la fortaleza de la perrita sin patitas. Conscientes de que ella merecía llevar una vida lo más normal posible, decidieron regalarle una silla de ruedas.
Adaptaron el dispositivo ortopédico al cuerpo del animalito, y Mia se desplazaba sin freno, jugando todo el día con sus hermanitos.
Ahora es el momento de buscar una familia adoptiva para Mia.
Ahora la canina era independiente y se sentía más segura; los cuidadores la amaban y hubieran querido estar con ella siempre, pero sabían que había llegado el momento de buscarle una familia. El proceso fue rápido; una joven llegó a la fundación, la miró y desde ese instante algo las unió.
La mujer decidió adoptar a la peluda y comenzaron una maravillosa vida juntas, participando en actividades muy divertidas, como el día que fueron a una fiesta de disfraces.
La fundación compartió las imágenes en las redes sociales y los internautas estaban emocionados.
“Tan linda, gracias a Dios que hay gente buena y ahora será muy feliz en ese hogar. Miles de bendiciones para esta hermosa familia que ayudó a esta belleza”, compartió otra internauta.
Jamás se rindió y ahora es inmensamente feliz.
Casos como el de Mía son prueba de que siempre existe la esperanza de un mundo mejor para los perritos de la calle. Por eso, es importante apoyar a las organizaciones que se encargan de rescatarlos y protegerlos, como la Fundación Laika.
Donando a las organizaciones o adoptando, estás haciendo una gran labor y salvando a muchos animalitos que estarán muy felices y agradecidos. ¡Abre tu corazón!