En un lugar destacado junto a una transitada carretera, un pequeño cachorro yacía inmóvil, su difícil situación era observada por cientos de transeúntes. Esto fue hasta que The Angel Project, respondiendo a una compasiva llamada de ayuda, descubrió al cachorro en este grave estado. Durante días, había permanecido allí, sobreviviendo con simples trozos de pan y agua que amablemente le ofrecía un buen samaritano.
A pesar del calor abrasador, esta pequeña casa abierta encontró un escaso refugio encima de un pequeño caparazón, un hogar improvisado en medio de la adversidad. Tras esto, el equipo del Proyecto Ángel supo que era necesaria una acción inmediata. Con un peso de solo 1,8 kg, el cachorro era un frágil bulto de saltos y bopes, con la pelvis fracturada que clamaba por atención médica.
El viaje hacia la recuperación comenzó con una visita rápida al veterinario. El diagnóstico fue tan grave como se temía: una tibia rota que requería una intervención quirúrgica. A pesar de la fragilidad del cachorro, la esperanza flotaba en el aire. Una cirugía exitosa podría ser la clave para una nueva vida, una oportunidad para divertirse y jugar como debería hacerlo todo cachorro.