Los bebés son tan frágiles, y la herida traumática de este dulce cachorro era profunda, en la garganta, y extremadamente peligrosa. Durante varios días, no podía ponerse de pie, necesitaba ayuda incluso para comer, y probablemente le dolía tragar cuando, al día siguiente de su rescate, su rostro comenzó a hincharse.
Pero gradualmente, vimos algo brillando en sus pequeños ojos. Aún no podía caminar sin tambalearse; pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo, y la herida misma seguía siendo muy dolorosa. Pero sí, había vida y alegría despertando dentro de él.
Nos mostró un rayo de esperanza, y por eso lo llamamos así mientras se hacía más y más fuerte. ¡Conozcan a Ray ahora!
La historia de Ray es un testimonio conmovedor de la fuerza del espíritu y la resiliencia, recordándonos que incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la voluntad de vivir pueden triunfar sobre la adversidad.