Hoy es mi cumpleaños, y sinceramente, esperaba recibir algo de cariño aquí. Me levanté esta mañana con la ilusión de un nuevo año, pero mi corazón se llenó de tristeza al ver que nadie parecía recordar la fecha especial. Mis amigos y familiares estaban ocupados con sus propias vidas, y no recibí ni una sola llamada ni mensaje de felicitación.
Para colmo, hasta mi perro, que siempre está a mi lado, parecía más apático de lo habitual. Max, mi fiel compañero, normalmente es una bola de energía y alegría, pero hoy lo encontré acurrucado en su rincón favorito, con una expresión de tristeza en sus ojos. Parecía que hasta él sentía la melancolía de este día olvidado. Además, vi a Max junto a sus cachorros, todos mojados, habiendo pasado la noche bajo la lluvia sin refugio.
Decidí tomar a Max y a sus cachorros y salir a dar un paseo, buscando consuelo en su compañía silenciosa. Caminamos por el parque, y aunque el sol brillaba y las flores estaban en plena floración, mi corazón seguía sintiéndose pesado. A veces, en medio de nuestras expectativas, olvidamos que la verdadera felicidad no siempre viene de los demás, sino de encontrar la paz dentro de nosotros mismos y apreciar los pequeños momentos de amor que compartimos, incluso con nuestro amigo de cuatro patas y sus pequeños.